Brasil – Las mujeres negras Ayomidê Yalodê y las prácticas de acogida y protección integral
La población negra en Brasil enfrenta todos los días diversas opresiones, exclusiones y hasta el genocidio sistemático en sus comunidades; que se intensifican por el vacío en las políticas públicas. Esto es particularmente evidente en la vida de las mujeres, activistas negres y personas no binarias. Conscientes de esta realidad, que se ha visto agravada por los efectos de la pandemia por Covid-19, los Coletivos de Mulheres Negras Ayomidê Yalodê en Salvador de Bahía, lograron establecer redes de cuidado y protección que incluyeron el fortalecimiento de la seguridad física en la casa refugio de la organización y la seguridad digital. Mediante su estrategia de albergues y en estrecha coordinación con redes como Associação Afro- cultural Casa do Mensageiro y Coletivo Feminista Filhxs do Sol, fue posible proveer un espacio seguro y equipado para las necesidades de activistas y defensoras de Derechos Humanos y reducir el impacto del contagio. En cuanto a la seguridad digital, realizaron diferentes talleres en los que abordaron estrategias de comunicación para la defensa de los derechos de personas jóvenes LBTIQ+ y el establecimiento de vías de comunicación segura para las diferentes actividades de asesoramiento y acuerpamiento.
La organización realizó procesos de apoyo psicosocial y acompañamiento en materia de derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, así como estrategias para enfrentar la pandemia. Estos procesos se dieron de manera presencial y virtual, permitiendo así poder atender a personas en otros estados de Brasil, sobre todo en contextos rurales. Adicionalmente, entregaron cestas básicas y kits de higiene a defensorxs LBTIQ+, como una estrategia de seguridad alimentaria para reducir los riesgos de contagio, enfrentar la crisis y los confinamientos. Con la implementación de estas estrategias, la organización pudo incorporar sus reflexiones en torno a las acciones y aprendizajes para contar con mayor capacidad de acogida tanto para les activistas como sus familias, además de haber incluido espacios para personas trans. Las acciones impactaron también en la comunidad, dando como resultado que familias brindarán también sus hogares para la ampliación de la red de albergues, fortaleciendo el tejido social y las redes comunitarias.
“Actualmente, la organización está más estructurada, con tareas divididas entre sus integrantes, abrimos espacios para personas transexuales, incluso hombres trans, porque comenzamos a entender que nuestras luchas deben venir desde la perspectiva colectiva, y que dentro del feminismo negro no pueden existir distinciones de género”
